miércoles, 10 de septiembre de 2014

Las TMNT en el mundo Ninja - Cap. 3 / Final

El rescate se complica más y más. Y aunque Miguel ya fuera liberado de su opresor carcelero, la cárcel les depara una bella serie de sorpresas ¡No se pierdan...! Quiero decir ¡No se lo pierdan!

Escojan a su gusto el tamaño de la fuente para que sea más cómoda su lectura... ¡y a leer se ha dicho!

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El rescate 
Cap. 3 - Final

Cuerpo: 14 16 18
Rafael no sabía si abrazarlo o golpearlo, pero las piedras que caían pronto le hicieron decidirse por dejar de lado lo ocurrido.

_ Si no fuera porque el techo se nos viene encima, te daría tu merecido, Mike.

_ ¡Oye! ¿Dónde quedó ese amor?

_ Bah… olvidémonos de eso ¿estamos?

_ ¿Olvidarme de qué?

_ Je, je. Eso me gusta, Mike. En fin, vayamos por el camino al laboratorio…

_ ¡Espera, Rafa! – exclama Leonardo tomándole del brazo derecho. Una enorme piedra cayó justo enfrenté de él.

_ ¡Cielos! Gracias, Leo… ¡¿Pero qué…?! – grita la tortuga al ver que comenzaron a caer varias rocas hasta bloquear el pasillo – ¡Demonios! ¿Y ahora qué?

_ Yo creo que solo nos queda “evacuar” nuestros problemas…

_ ¡Mike! No es momento de hacer chistes.

_ ¡Ja, ja, ja, ja! Lo siento, Rafa. Pero no es un chiste. Vengan conmigo.
Dirigiéndose a la letrina, la tortuga les enseña el lugar.

_ ¡Euw! ¡Esto huele horrible!

_ Oh, lo siento Tekura. Es que había comido una pizza con mucha cebolla.

_ ¡Miguel!

_ ¡Ja, ja, ja, ja! Lo siento, Rafa.

_ Oigan, hay algo aquí que no concuerda – asevera Leonardo.

_ ¡Claro! Estamos dentro de un baño entre cuatro – contesta la kunoichi molesta.

_ Es cierto. Pero si se fijan bien, verán que hay algo colgando…

_ ¡No sigas! ¡Euw! ¡Buajh!

_ ¡Ja, ja, ja, ja, ja! – ríe Miguel divertido al ver la reacción de la ninja. No obstante, la mirada que le dirigió la fémina lo contuvo de seguir.

_ Eh… je, je. Es cierto, Leo. Si miran allí, verán una cadena.

_ ¿Y eso que tiene, Mike?

_ Que una letrina no necesita de eso, Rafa.

_ ¿Eh? ¡Oh! Ya entiendo. Eso quiere decir que ¡debe haber un sistema de drenaje!

_ Exacto.

_ Buen trabajo, Miguel.

_ Oh, no es nada Leo.
La kunoichi no entendía porque las tortugas se habían entusiasmado al oír que había un drenaje. Pronto comprendería porqué.

_ ¡¿Qué vamos a bajar ahí?! ¡No! ¡Prefiero esperar a que me caiga una roca encima que tener “eso” sobre mí! ¡Euw!

_ Vaya. O´Neil no era tan quisquillosa cuando bajo la primera vez a las alcantarillas – se lamentó Rafael.
En contra de su voluntad, y varios golpes luego, bajan los cuatro a las profundidades del oscuro pozo séptico. Ayudándose con linternas, reconocen el lugar cuando el aroma dejó inconsciente a la ninja, haciendo que la tarea de llevarla fuera más sencilla para Miguel.

_ ¡Al fin se quedó quieta! Se retorcía más que una anchoa… ¡Puaj! Anchoas.
Pocos metros más abajo se encontraron con un estanque que conectaba con una tubería de buen tamaño, propia de una alcantarilla.

_ ¡Excelente! Ya tenemos vía de escape.

_ Puede ser, Rafael. Pero debemos ser cautos.

_ ¿Y que podría haber allí? ¿Un cocodrilo fluorescente? – dijo la tortuga.
Al terminar de decir esas palabras, por la boca de la cañería apareció el anfibio brillante.

_ Yo y mi bocota.
Las tortugas se encontraban de pie sobre un relieve adoquinado alrededor del estanque cuando el enorme cocodrilo se les abalanzó con las fauces abiertas. Recordando los viejos tiempos, el trio incapacitó rápidamente al animal en pocos segundos.

_ ¡Ja! Lagarton nos daba más pelea que este ¿no lo creen, hermanos? – dijo Miguel socarronamente.

_ Es cierto, Mike. Pero él es nuestro amigo y no tenía una boca tan grande como este. Ni cuatro metros de envergadura – agrega Leonardo.

_ ¡Bah! Pamplinas… este ¿y la chica?
Una burbujeante Tekura estaba echando espuma al lado de Miguel, chorreante recién salida de las turbulentas aguas.

_ ¡Ahí estabas!
La tortuga solo pudo gritar adolorida al ser dolorosamente lanzada al estanque.

_ Me las van a pagar. Claro que sí – exclamo la kunoichi mientras caminaba imperiosa hacia la boca de la cañería.
Pasado un rato, Miguel emerge del agua algo tembloroso.

_ ¿Ya se ha ido?

_ Eso creo, Mikey.

_ ¿En serio, Rafa?

_ Sí, Miguel. Aunque vamos a tener que seguirla – se lamentó Rafael.

La alcantarilla, que tenía apenas metro y medio de diámetro, era muy sencilla en un principio aunque a medida que avanzaban comenzó a anexar varias tuberías más creando un sistema de drenaje similar al que ellos conocían, pero con algunas diferencias.

_ ¡Que peste! ¿Qué es lo que comen aquí? ¿Alimentos en mal estado?

_ Algo similar Miguel: frutos del mar.

_ ¿Hay manzanas de mar, Leo?

_ No, zopenco. Él se refiere a los crustáceos y demás bichejos gelatinosos.

_ ¡Aaaaaaaahhhh! Por eso veo flotar tantos langostinos, Rafa.

_ Esos no son langostinos, Mike.


Luego de caminar, bucear, regurgitar, llegan a un lugar que irradiaba mayor luz. Allí les estaba esperando la ninja, un tanto impaciente.
_ ¡Al fin llegan!

_ Oye, sí que te las has arreglado para llegar rápido. Y eso que somos expertos – dice Miguel.

_ ¡Cállate! Nunca más en vida podre olvidar este día ¡Puaj! Salgamos de una vez por todas.
La boca del tubo precipitaba su contenido directamente en el mar, el cual se encontraba al sur del volcán Fantástico. La ninja les dijo que deberían dirigirse hacia el este dónde se encontraban Splinter y los demás. Ella los dejaría pues un grupo de ninjas médicos la estarían esperando al oeste, cerca del gran desierto.

_ Oye ¿ya te vas? Fue muy divertida tu compañía.


_ ¡Y que lo digas, Miguel!

_ ¡Ja, ja, ja, ja, ja!

_ En fin… nos vemos pronto – y salió corriendo por la playa para luego adentrarse en el profundo bosque.

_ Bueno hermanos. Es hora de movernos ¡Vamos!
Y las tres tortugas salen ágilmente, perdiéndose entre el follaje de los árboles.


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