jueves, 18 de septiembre de 2014

Digimon Z / Introducción - Cap.2/ 1era parte

¡Que las batallas den inicio! Dos interesantes enfrentamientos se desarrollan en este nuevo capítulo para alegría de todos. No se pierdan de cada detalle, amigos lectores, ni de revisar la digidex en el apartado del Apendizario.

Escojan a su gusto el tamaño de la fuente para que sea más cómoda su lectura... ¡y a leer se ha dicho!

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Esto es solo el principio
Cap. 2 - 1era parte

Cuerpo: 14 16 18

Frantu, ahora un poco más entusiasmado, corre a toda prisa siguiendo a Febi que ya había llegado al lugar donde el badmutamon estaba destrozando el supermercado.
Casi sin aliento, el muchacho le dice a la joven que hacía poco había estado inconsciente por el cansancio:

_ ¡Ufh! ¡Ah! ¡Eh! ¡Sí que te recuperas rápido, Febi!

_ No hay tiempo para charlas… em…

_ Frantu.

_ Eso, Frantu. Prepara a tu digimon para esperar a Lipidmon cuando yo lo saque de allí dentro ¿de acuerdo? – le responde la muchacha sin dejar de darle las espaldas.

_ Es… está bien Febi, pero… podrías ser un poco menos apresurada. Esperemos a que los otros lleguen…

_ ¡No! No perdamos más el tiempo. Estate preparado; y cuando ellos lleguen, puede que te ayuden a rematar al badmutamon.

_ ¡Espera! – pero la joven se adentra al derruido edificio seguido por su digicompinche.
Luego de unos segundos, se oye un horripilante sonido seguido por un gran torrente de... jum… lo que se podría decir “grasa” o viscosidad amarillenta que arrastraba junto al pobre Ledmon fuera del lugar.
La figura de una irregular sombra apareció por uno de los oscuros pasillos del supermercado. Al llegar a una zona iluminada, se pudo distinguir al obeso badmutamon, que era una deforme masa gelatinosa de carnes con dos enormes piernas y brazos que apenas se distinguían de esas gordas manos. Al caminar, todo su cuerpo se sacudía haciendo un sonido muy desagradable.
Entonces, Lipidmon miro encolerizado al desdichado Ledmon que intentaba salir del resbaladizo charco amarillento:

_ ¡Vash a pagar caro el que hayash interrumpido mi pequeño refrigerio! El próximo ataque va hacer que tu bulbosa cabeza deje de resplandecer – y Lipidmon se toma del enorme vientre y lo presiona con ambas manos, de donde sale un enorme chorro de viscosidad amarillenta.
Entonces, salida de la nada, Febi se interpone ante su digicompinche. Pero antes de que el torrente la golpee, Frantu los toma a ambos y los saca de allí.
Claro, caen estrepitosamente al suelo. Pero por lo menos, sufren menos daños de los que irían a sufrir.

_ ¡Rayosh! Entrometido humano. Ahora van a sufrir mi ataque nauseabundo del cual no hay escapatoria – y el badmutamon les da las espaldas y, haciendo mucha fuerza, les lanza una enorme nube de… bueno, ya saben.
Sin poder reaccionar a tiempo, Frantu cubre a Febi con sus ropas para protegerla de… ¡ya saben!
Pero una fuerte brisa hace que los gases sean desviados de su curso.
Lipidmon ruge encolerizado. Crisel y Turbine habían llegado.

_ ¡Gracias, Rougue! – agradece Frantu – Fue por poco pero, no por ser desagradecido, ¿Por qué tardaron tanto en llegar?

_ Es que a Turbine se le rompió uno de sus tacos… y no me dejo cargarla en brazos y…

_ Ni en tus sueños, pervertido.
Frantu lanza un gran suspiro.
Pero el gelatinoso digimon no perdió el tiempo y, luego de un gran esfuerzo, hizo tronar el suelo con una enorme y desagradable ventosidad que se expandió por todas direcciones. La nube ahora tenía un color verdoso fosforescente.


Mientras tanto en Montecarlos, Aquelos, todo entusiasmado, le pregunta a su digimon que ataques podía realizar.
Este, un poco avergonzado, le responde:

_ Pues: chorro de agua y… eso.
Menos entusiasmado, el muchacho ríe torpemente y le dice:

_ Claro, claro. Etapa básica, etapa básica.
Gotimon toma una coloración violácea (y claro, porque rojiza no podría ser ya que, azul y rojo da…vamos, que de seguro no son chicos de preescolar los que están leyendo esto… o eso creo).
El golem estaba totalmente furioso al ver que no había podido eliminarlo, por lo que intenta otra técnica.

_ ¡Miserable regenerativo! ¡Vamos a ver si puedes escapar de mi bombón relleno!
O mejor dicho… ¡Qué voy a rellenar contigo! – dice el enorme, seguido de una carcajada maquiavélica.
Pero la mirada de Aquelos denotaba una seguridad temeraria.

_ ¡Ja! Estem… ¿cómo se llama esta enorme masa de chocolate barato? – pregunta el confundido mutamer.

_ ¡¡¡Chocolate barato!!! ¡¡¡Mi nombre es Chocomon, mediocre humano!!!
Y le lanza una metralla de pequeñas bolas de cacao.

_ ¡Gotimon! ¡Chorro de agua a todo poder!

_ Seguro, Aquelos – y un delgado pero potente torrente de agua choca contra el ataque del golem, deshaciendo las esferas al instante.
El constructo ruge enfurecidamente, haciendo que una lluvia de chocolate se esparciera por toda la cuadra, para alegría de la legión de niños que ya se encontraban por allí.

_ ¡No creas que un poco de agua va aguar la chocolatada, Gotimon!
Pero el mutamer le da nuevamente la misma orden a su digicompinche.
El chorro de agua hace que el cuerpo de Chocomon comience a diluirse.

_ ¡¡Máximo poder!! – y el pobre golem es atravesado por el potente líquido.
Desesperado, este les lanza su ataque más poderoso: la torta de Selva Negra.

_ ¡No te preocupes, Gotimon! – pero cuando el pastel choca contra el chorro de agua, en vez de ser atravesado por él, el pastel lo absorbe.
Aquelos pierde totalmente su expresión de seguridad por una de terror. Él sabía muy bien lo que iba a pasar si el pastel alcanzaba a su digimon.

_ ¡¡¡Sal de ahí, Gotimon!!!
Entonces, una peluda bola con dos poderosas garras y una larga cola felina, troza en miles de pedazos la temible torta antes de que alcanzara al acuoso digimon.
Todos dirigen su mirada de asombro hacía el lugar de donde había salido el nuevo digimon gatuno.
Este se encontraba relamiendo sus garras a los pies de una joven de no más de veinte años que llevaba puestos unos anteojos de marco rectangular. Vestía un par de pantalones de jean negros y camisa del mismo color, al igual que sus largos y lacios cabellos que le llegaban hasta la cintura.
Aquelos quedo flechado al instante.
La joven se acercó hasta donde estaba Gotimon y le dijo unas palabras al “oído”.
Este, seguro de sí, le lanza otra andanada de agua a Chocomon. Pero está ves, divide en varios chorros menores su ataque, haciendo que su contrincante se derritiera, mientras agoniza entre la multitud de niños con vasos prestos a llenarlos con los restos de él. Pero luego todo se convierte en millares de códigos binarios, para tristeza de los chicos.
Aquelos quedo doblemente flechado.
Este se acerca a la chica y, embobado, le pregunta por su nombre.

_ Me llamo Shatzy Azzana, y este hermoso digimon es Michimon – le responde luego de levantar tiernamente del suelo a su digicompinche.


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//Apéndice//

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