domingo, 25 de mayo de 2014

Mi historia videojueguil / Cap. 2

¿Qué fue primero? ¿La maquina de escribir o la computadora?

Recuerdo que, en los buenos tiempos de mi niñez, el "escritor" que había en mi ya empezaba a dar sus primeros pasos. Regresando de la escuela, me acuerdo que paraba en el trabajo de mi padre hasta la hora en que él salia. No sé muy bien si era en el tiempo (creo que sí) cuando mi madre estuvo internada en el hospital, o que ese fuera el desencadenante para luego yo repetir mis visitas hasta el hartazgo allí. Pero lo que sí rememoro es permanecer por una o dos horas frente a una maquina de escribir, tipeando sin mucho sentido. Al poco tiempo me pasaron, para entretenerme, a una computadora, donde proseguía mi tecleado austero.
No obstante, me parece recordar que al estar en cuarto grado las palabras ya empezaban a tener un orden más lógico, y las frases comenzaban a encajar en párrafos no muy extensos: escritos sobre lo acaecido en esos días, cuentos cortos, historias fantásticas y quien sabe que más.

Y ustedes dirán ¿a que viene todo esto? Pues bien, con mi encuentro informático, luego del MS-DOS apareció así de sopetón el Windows 95 ¿o será que, por mi corta memoria, no recuerdo el empleo del 3.1? En fin, lo que si me acuerdo bien fueron los videojuegos que se ejecutaban desde el DOS. O en su mayoría, porque los primero siempre me los iniciaba una oficinista con los consabidos comandos.
Había uno de naves espaciales con vista lateral que se llamaba "Delvion". Pasaba poco tiempo hasta que perdía todas las vidas, jajaja.



También se me vienen a la memoria juegos completos (o eso creía yo) que venían en las revistas junto a disquetes de 5 1/4 y luego los de 31/2, en su mayoría de aventura gráfica, género que dominaba en esos tiempos. Uno de ellos se jugaba con la necesidad de tener un mouse de tres botones. Que tiempos.
Además, después aparecieron el Encarta y otros programas enciclopédicos donde, más adelante, uno hacia la tarea. El clásico copy-paste de Encarta. Pero bueno, que de videojuegos esto se trataba.

Con la experiencia del Atari y esta, el mundo del exterior amenazaba con sus maquinas de arcade. No obstante, nunca fueron mi fuerte ya que gastar mucho dinero (las monedas eran valiosas antes) en una partida de tres minutos no me hacían gracia. Apenas aguantaba en el pacman, los juegos de carrera y pelea. Me iba mejor en el pinball o los de naves, pero no iba a jugar casi nunca.

Entonces, allá por el año 1997 comenzaron las clases de computación en la escuela. Y todo volvió a revolucionar mi mundo videojueguil.



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