lunes, 12 de mayo de 2014

Mi historia videojueguil / Cap. 1


Érase una vez, allá por… ¿1994? cuando mis padres, luego de un viaje al centro universal de la tecnología y las gangas (Paraguay) regresaron con algo que cambió mi vida: era una Atari VCS 2600 Rainbow. Hasta ese entonces los juguetes “del mundo real” lo eran todo, pero ese aparato transformo mi manera de divertirme. Y aunque no reemplazó el divertimento tradicional, ni lo ha hecho hasta ahora, la llama del videojugador dentro de mí se inició.

Lo gracioso fue que, según la caja, era a todo color. Pero por más que intentamos, nunca logramos hacerlo funcionar más que en blanco y negro. Que sabíamos en ese tiempo de las normas. No obstante, las partidas comenzaron. Y más gracioso era el sistema para seleccionar los juegos, con los dos botones presionando uno justo cuando el selector lo visualizaba en el televisor. Y si no le dabas a tiempo, a esperar para darle la vuelta hasta que aparecía de nuevo. Pero eran ¡208 juegos incorporados! Extrañamente, cada dos por tres aparecía el mismo juego, con algunos cambios minúsculos, haciendo que la espera en realidad no fuera tan larga.  Creo que en total eran 32 juegos nada más, je, je, je.

Muchos juegos eran ininteligibles, más para mi corta edad y experiencia en el ramo. Pronto comencé a elegir los mejores, o mejor dicho, los más entretenidos entre los cuales estaban: Boom Bang, River Raid, Spider Man, Frogger, Keystone Kapers, Bank Heist, Trick Shot, etc. Solo o acompañado por mi padre en el pool era toda una aventura nueva con partidas muy entretenidas. Pero no se comparaba al juego tradicional, ya que al poco rato aburría.


Duro buen tiempo, pero para ese entonces el auge de la Family Game llegó entre mis parientes, destronando a la primer consola en la familia. Y bueno ¿Qué hacia una Atari perdida en esa época de la  Famicom Pirata?



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