lunes, 2 de junio de 2014

Digimon Z / Introducción - Cap.1/ 4ta parte

La acción y el enredo toman el control en esta entrega. La trama se va develando de a poco, aunque el día de hoy se presentan de sopetón tres nuevos mutamons XD

Escojan a su gusto el tamaño de la fuente para que sea más cómoda su lectura... ¡y a leer se ha dicho!

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El encuentro
Cap. 1 - 4ta parte

Cuerpo: 14 16 18

El joven ya estaba un tanto cansado de tratar de entender al digimon que no paraba de balbucear, hasta que el muchacho encontró el motivo del porqué de su problema de comunicación: las piedras que tenía para la humedad cerca de su PC habían absorbido la boca de la criatura. Pero el asunto se complicaba cuando intentaba recuperar el agua, ya sea aplastándolas o pulverizando las mismas. Entonces, el digimon le indico una botella de Pepsi y el lugar donde debería estar su boca. El joven le alcanzo la bebida y este derramo su contenido sobre sí mismo, tiñéndolo por completo. Luego de unos segundos, el líquido se fue concentrado cerca de la boca la cual se le volvió a formar.

_ Muy rica esa poción que me has dado – suspira complacido.

_ ¡Al fin puedo entenderte! Una poción, eh. Es cierto, no te has equivocado; pero nosotros más bien la llamamos ``bebida gaseosa´´.

_ ¿Gaseosa? Interesante, humano.

_ Pero bueno, ¿cómo es que has llegado aquí? ¿Y porque? ¿Cómo? ¿Para qué?

_ ¡Ufh! Ya me habían dicho que los humanos hacían muchas preguntas. Pero bueno, ¿Por qué no comenzamos por presentarnos?

_ Cierto, perdón. Yo me llamo Aquelos Dealla, ¿y tú?

_ Yo soy el simple y tranquilo Gotimon: el hijo del agua.

_ Jum, ya veo. Me encanta nadar y estar en contacto con el agua; así que creo que vamos a llevarnos de maravillas.

_ Eso espero, ya que vas a convertirte en mi mutamer.

_ ¿Mutamer? ¿No era digi-compañero o tamer?

_ Sí, pero eso fue hace tiempo. Ahora las cosas cambiaron drásticamente con este nuevo gran enemigo: el gusano original, que ha mutado todo el digimundo junto con sus habitantes. Y yo soy uno de ellos.

_ ¡Oh! Ahora la trama sí que es más interesante, aunque eso del virus original, medio flojo por parte del autor. Hubiera sido más excitante que no sea ni una amenaza de un antiguo digimon o humana o de un grupo de semi-dioses o algo similar; sino más bien un enemigo externo o un problema que no tenga que ver con lo mismo de siempre.
(El autor va a tener muy en cuenta tu comentario, Aquelos).



Dentro del ómnibus donde se encontraba Crisel, una mujer que llevaba puesto un abrigo de lana era víctima de Pelusamon. La criatura se hizo con el hilo del mismo hasta desarmar el tejido por completo, dejando a la dama en paños menores.

_ ¡Hey! ¡¡Crisel!! ¡Reacciona, hombre! – le gritaba Dustmon mientras lo zamarreaba, pero sin éxito. Entonces, lo golpea en la cabeza con una roca, pero esto no tuvo el resultado esperado: el pobre mutamer quedo inconsciente.
El desesperado digimon no sabía qué hacer, cuando desde la puerta delantera surgió una voz que le era familiar. Una fuerte ráfaga de viento hizo que Pelusamon volara hacía la parte trasera del colectivo.

_ ¡Brisamon! ¿Qué haces aquí?

_ No creas que estoy feliz de verte, inútil.

_ No interfieras. Esta es mi batalla.

_ Claro – y ríe sobradoramente – como si fuera posible que le ganaras. Deja que mi elemento se encargue de esa maraña.

_ ¡A no! No vas a hacer eso ¡Ni en tus sueños!
Y ambos digimons se enfrascan en una pelea, de la cual sale victorioso Brisamon, que en un par de golpes derrota luego a Pelusamon.
Entonces, este le sopla levemente en el rostro de Crisel una brisa mañanera, despertándole al instante. El joven se levanta adolorido tomándose la nuca.

_ ¡Ugh! ¿Qué paso? ¿Y porque me duele tanto la cabeza?

_ ¡Crisel! ¡Crisel! Deshagámonos de ese Brisamon cuanto antes. Ayúdame a mutavolucionar con tu digitorola.

_ ¡Hey! Pero si yo vencí al enemigo y además ayude a tu mutamer a volver en sí, ¿y así me lo agradeces, inútil?

_ No se peleen muchachos, niños o lo que sean ¡Ufh! Me gustaría saber quién fue el responsable de este chichón en mi cabeza.

_ Tu propio digimon – le responde una despampanante pelirroja que estaba apoyada en una de las butacas delanteras mientras mascaba despreocupadamente un chicle.
La muchacha iba vestida de una elegante chaqueta que le llegaba a las caderas, de un color turquesa la cual estaba a medio abotonar. Llevaba puestos unos jean negros que hacían juego con la remera bajo la chaqueta. Unos zapatos de diseñador, mitones y una boina negra. Crisel se enamoró al instante
de ella.

_ Cris. Cris ¡Cris! ¡No te pongas lelo otra vez o te noqueo de nuevo!
Brisamon comienza a carcajear.

_ Tu mutamer es tan inútil como tú, Dustmon.

_ ¡No es cierto, zopenco! Es solo que él es susceptible a las mujeres. Más si están escazas de vestimenta ¡Crisel! ¡Reacciona, por favor!

_ ¿Eh? ¡Ah, sí! Lo siento ¿No me dirás que tú eres una mutamer? – le pregunta un tanto galante a la pelirroja. Ella le observa por unos instantes y repasa con la mirada su vestimenta: este vestía una camisa manga larga de microfibra color marrón claro, a medio abotonar y fuera del pantalón. Usaba unos pantalones de algodón, de color caoba que sostenía con un llamativo cinturón de cuero… marrón. Calzaba unos zapatos de cuero fino con plataforma, también marrones. Tenía puestos un par de anteojos negros sobre su cabello y también llevaba junto una chaqueta de cuero… marrón, la cual la tenía puesta a medias, un brazo sí y otro no por la conmoción de la que había sido víctima. Su corta cabellera rubia estaba casi intacta a pesar de lo acaecido, ya que empleaba gel para mantenerlo en su lugar. Ella entonces bajo la mirada y le dijo:

_ Así es, pervertido.

_ Hey. No, no. No soy ese tipo de hombre señorita ¡Pero qué modales! Yo me llamo Crisel Reztap, mucho gusto.
Cambiando su semblante flemático, la joven lo mira sonriente.

_Vale, vale. No voy a ser condescendiente contigo. Por ahora.
Yo me llamo Turbine Rouge, mi caro sinvergüenza –y le pasa la mano, la cual, antes de que este se la estreche, se estampa en un sonoro cachetazo en el sorprendido rostro del posadeño.

_ Eso por haberme mirado los senos, sinvergüenza.
Crisel agacha la cabeza con el rostro enrojecido, pero sin dejar de sonreír victorioso.
Ustedes dirán: ¿Y los pasajeros? ¿El ómnibus se había detenido o seguía en movimiento? ¿Y el conductor? ¿En qué lugar se encontraban ya? ¿Cómo es que las protagonistas de esta historia son mutamers profesionales? ¿Cuántos mutamers más van a aparecer en la historia? ¿Y porque todo sucede dentro de los
ómnibus?

El autor se reserva el derecho de responder o no a estas preguntas.
Pero ahora, sigamos con el emocionante episodio sobre otro colectivo.



El celular de Kenyo comenzó a irradiar una intensa luz que luego fue imitado por el de la muchacha. Pero como el muchacho ya tenía un celular de ``esa´´ marca, no se modificó mucho que digamos. Pero el de ella sí, ya que era de la empresa competidora.
En fin. Ambos protagonistas se estremecieron por el acontecimiento y tomaron sus respectivos móviles, ahora convertidos en digi-torolas. Kenyo se dio cuenta al instante de la verdad; pero Dreide no caía.

_ ¡¡¡No… puede… ser!!! ¡¡Son digivices, Misty!!

_ ¿En serio? Pensé que mi Sony Ericson se había fundido.
Entonces, desde el dispositivo de Kenyo, surge un digimon. Era una criatura translucida, con el rostro confiado y el cuerpo de un cubo de hielo.

_ ¡Hello! Soy tu digi-compinche, Cubymon. Mucho gusto.
El protagonista estaba eufórico. Tanto, que le duro hasta la siguiente sección.


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//Apéndice//

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